miércoles, 7 de octubre de 2009

Tema 2. El Modernismo y la Generación del 98.


Tema 2. El Modernismo y la Generación del 98




1. Etapas históricas del siglo XX.

A comienzos del siglo XX Europa vive una época de gran prosperidad económica. Junto al desarrollo de una opulenta clase burguesa surgen los primeros movimientos obreros nacidos a finales del siglo XIX representados por socialistas, comunistas y anarquistas. Después de la 1ª Guerra Mundial (1914-1918), Europa pierde la hegemonía que había venido ejerciendo durante siglos, y en su lugar emergen dos grandes potencias: Estados Unidos y Japón.

Los años que discurren entre la 1ª y la 2ª Guerra Mundial son denominados históricamente como período de entreguerras. Se producirá en 1917 la Revolución Rusa, que dará lugar al primer estado comunista. En 1929 el sistema capitalista sufre una profunda crisis evidenciada por el crack de la bolsa de Nueva York, lo que propiciará el nacimiento en Europa de las ideologías fascistas, representadas por Mussolini en Italia y Hitler en Alemania.

El afán expansionista del nacionalsocialismo alemán y del fascismo italiano provocará el comienzo de la 2ª Guerra mundial (1939-1945), cuyo resultado será la derrota de las potencias de eje, Alemania y Japón, y la división de los estados en dos bloques: el comunista y el capitalista.

El enfrentamiento entre ambos sistemas, el comunista soviético y el capitalista norteamericano, dará lugar al período de la Guerra Fría, que finalizará en 1989 con la caída del Muro de Berlín y la posterior disolución de la Unión Soviética en 1991, consolidándose de esta forma la sociedad de consumo, que caracterizará a la economía capitalista.

Finalizando el siglo XX, se producen dos fenómenos que transformarán profundamente las relaciones sociales: la globalización económica y la sociedad de la información surgida del desarrollo tecnológico. Ambos fenómenos siguen protagonizando los principales acontecimientos del mundo actual.



2. La Literatura Española del siglo XX.

La intensa conmoción que supuso la Guerra Civil (1936-1939) en la sociedad española determina la división de la vida cultural, y por tanto, de la Literatura, en dos períodos: el anterior a la guerra (1900-1939), y el posterior (1939 hasta la actualidad).

Los principales movimientos literarios que se desarrollan hasta 1939 son: el Modernismo, dentro del cual podemos situar a la Generación del 98, el Novecentismo o Generación del 14, y la Generación del 27.

Después de la Guerra Civil, las corrientes literarias que se suceden son numerosas, por lo que tradicionalmente se estudia la evolución de la Literatura Española a través de los géneros literarios: la narrativa posterior a 1939, la poesía o género lírico y el teatro o género dramático, pudiéndose establecer dos períodos: el correspondiente al régimen de Franco, y el iniciado a partir de la Restauración de la Monarquía en la figura del rey Juan Carlos I.


3. El Modernismo.

El Modernismo es un movimiento literario que nace en Hispanoamérica, iniciado por el poeta nicaragüense Rubén Darío en 1888 con la publicación de su obra Azul . El Modernismo encontrará su principal medio de expresión en la poesía. Se trata de una Literatura preocupada fundamentalmente por el aspecto estético, y su principal objetivo será, por tanto, la consecución de la belleza. La presencia de este poeta en España a comienzos de siglo permitirá la expansión del movimiento en España, y ejercerá su influencia en poetas como Juan Ramón Jiménez, los hermanos Machado, Manuel y Antonio, y Ramón del Valle-Inclán.

Dos son las corrientes literarias que influyen de manera decisiva en el Modernismo: el Parnasianismo y el Simbolismo, pertenecientes ambas a la Literatura francesa.

Del Parnasianismo los escritores modernistas toman los siguientes temas:

- el escapismo: el poeta se evade de la realidad, y se sitúa en espacios lejanos y exóticos donde abundan ninfas, centauros, caballeros y palacios medievales, jardines perfumados, cisnes y pavos reales, marfiles y piedras preciosas, etc.
- el cosmopolitismo: los modernistas consideran todos los lugares del mundo como su patria; aunque la capital favorita será París, símbolo del cosmopolitismo y de la bohemia.
- La angustia romántica: al igual que los románticos, los modernistas manifiestan a menudo en su poesía un sentimiento de tedio y de profunda melancolía; por ello, muestran una tendencia a los ambientes otoñales, a lo crepuscular, a la noche.

Del Simbolismo recogen el uso de los símbolos, que utilizan para expresar realidades espirituales que no tienen existencia en el mundo de lo sensible; así por ejemplo, Rubén Darío utiliza el cisne como símbolo que representa la aristocracia espiritual además de la elegancia exquisita; o Juan Ramón Jiménez, que representa su idea de la pureza en la poesía mediante una muchacha que se despoja de su túnica quedándose desnuda.


4. Rubén Darío.

El poeta nicaragüense Rubén Darío (1867-1916) es considerado como la figura cumbre del Modernismo y príncipe de las letras castellanas. Fue embajador de su país en París y Madrid. Viajero incansable. Durante su estancia en España ejerce una influencia decisiva en la poesía española, especialmente en Juan Ramón Jiménez, Valle-Inclán y Antonio y Manuel Machado.

Su poesía recibió la influencia de la poesía francesa, concretamente de los parnasianos como Leconte de Lisle, y de los simbolistas como Baudelaire, Verlaine y Rimbaud. El mismo Darío escribe: "El Modernismo no es otra cosa que el verso y la prosa castellanos pasados por el fino tamiz del buen verso y de la buena prosa franceses".

Sus obras fundamentales son: Azul... (1888), Prosas profanas y otros poemas (1896) y Cantos de vida y esperanza (1905). En Azul... considerado el libro inaugural del Modernismo hispanoamericano, recoge tanto relatos en prosa como poemas escritos con elegancia y sensualidad. La etapa de plenitud del Modernismo y de su obra poética la marca el libro Prosas profanas y otros poemas (1896) en donde emplea un tono preciosista de una fantasía refinada. En Cantos de vida y esperanza (1905) su poesía se vuelve más íntima y también más angustiada.

En prosa escribió algunos artículos aparecidos en la prensa de la época, y una novela autobiográfica, La vida de Rubén Darío escrita por él mismo (1915).


5. Juan Ramón Jiménez.

Nace en Moguer en 1881 y muere autoexiliado en Puerto Rico en 1958. Recibe el Premio Nobel de Literatura en 1956. Fue Juan Ramón Jiménez un poeta preocupado por la perfección formal hasta el punto de reelaborar sus propios poemas a lo largo de su vida. Era una persona de una sensibilidad excesiva, lo que le ocasionó frecuentes crisis nerviosas que le obligaban a permanecer en completo reposo, atendido siempre por su inseparable mujer Zenobia Camprubí. Su famoso libro de prosa poética Platero y yo (1914) es fruto de una temporada en que vive retirado en Moguer, alejado de la ajetreada vida madrileña.

El mismo Juan Ramón Jiménez divide su poesía en tres etapas:

- etapa sensitiva (1898-1915): sus primeros poemas reciben la influencia de Bécquer y los simbolistas franceses. Pertenecen a esta primera etapa La soledad sonora (1911), Poemas májicos y dolientes (1911; Juan Ramón utiliza siempre la grafía “j”) y Sonetos espirituales (1914).

- Etapa intelectual (1916-1936): escribe una poesía más conceptual con la que se aparta de la musicalidad característica del Modernismo. Utiliza con frecuencia los símbolos, como, por ejemplo, el mar que simboliza la vida, la soledad, el gozo, el eterno tiempo presente. Se inicia asimismo una evolución espiritual que lo lleva a buscar la trascendencia. Pertenecen a esta segunda etapa Diario de un poeta recién casado (1916), Eternidades (1917) y La Estación total (1923-1936).

- Etapa suficiente (1936-1958): representada por dos obras fundamentales en su poesía, Animal de fondo (1949, donde muestra su obsesión por la perfección formal y por la idea de eternidad, y Dios deseado y deseante (1957) donde el poeta llega incluso a identificarse con ese dios que tanto ha buscado. Un dios que existe dentro -Dios deseante- y fuera de él -Dios deseado-.




6. Antonio Machado.

Nace en Sevilla en 1875. Aunque su obra se inicia dentro de la corriente modernista, sin embargo su evolución le lleva a una preocupación sincera por los problemas sociales de España, lo que permite su incorporación, como miembro tardío, a la Generación del 98. Fue catedrático de francés en varios institutos de España. Muere en Collioure (Francia) en febrero de 1939, tras una penosa huída -era firme partidario de la República- ante la inminente victoria del ejército de Franco.

Su poesía ha quedado recogida en tres libros: Soledades, Galerías y otros poemas (1907), incluido dentro del modernismo simbolista, Campos de Castilla (1912) donde el protagonista es el paisaje castellano y en el que dedica varias composiciones a su mujer, Leonor, muerta de tuberculosis apenas dos años después de su matrimonio, hecho que marcará su carácter con una persistente melancolía, y Nuevas canciones (1924), escrito en Baeza, donde reaparecen los paisajes sorianos que tanto le recuerdan a Leonor.

El estilo de Machado se caracteriza por la presencia constante de los símbolos; así por ejemplo, la tarde, que representa su estado de ánimo melancólico, o el agua, reflejo de su obsesión por el paso inexorable del tiempo. Pocas veces una poesía en principio aparentemente sencilla ha alcanzado cotas tan altas de hondura humana.


7. La Generación del 98.

La Generación del 98 es el nombre con el que se ha agrupado tradicionalmente a un grupo de escritores españoles que se vieron profundamente afectados por la crisis moral, política y social acarreada por la derrota militar en la guerra entre España y Estados Unidos, cuyo resultado fue la pérdida en 1898 de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, las últimas colonias españolas. Todos los autores englobados en esta generación nacen entre 1864 y 1875.

Pertenecen a esta generación escritores como Miguel de Unamuno, Ángel Ganivet, Ramón del Valle-Inclán, Jacinto Benavente, Pío Baroja, Azorín y los hermanos Machado, además de otros escritores menos señalados como los hermanos Álvarez Quintero, Ramiro de Maeztu o Francisco Villaespesa.

Hay quienes han puesto en duda la existencia de la Generación del 98. Sin embargo, estos escritores cumplen una serie de requisitos que permiten hablar de la existencia de una generación literaria. Estos requisitos son:

- proximidad en el año de nacimiento: todos nacen entre 1864 (Unamuno) y 1875 (Antonio Machado).
- poseen una formación intelectual semejante: aunque todos proceden de la clase burguesa, adoptan sin embargo una actitud antiburguesa en su primera etapa.
- la presencia de un líder: todos señalan a Unamuno como el guía intelectual del grupo; reciben además la influencia de filósofos como Nietzsche y Schopenhauer.
- mantienen estrechas relaciones personales: asisten en Madrid a las mismas tertulias literarias; visitan juntos la tumba de Larra, con quien se identifican en su preocupación por los problemas de España; participan en el homenaje a Baroja por la publicación de Camino de perfección (1902).
- y literariamente todos se alejan del movimiento anterior, el Realismo (Galdós, Clarín, Blasco Ibáñez), al que consideran desgastado y caduco; cultivan una Literatura caracterizada por la sobriedad y la concisión, que se opone al retoricismo realista que mostraba un lenguaje hinchado y frecuentemente vacío.

Por otro lado, si el Modernismo era un movimiento fundamentalmente poético, los escritores del 98 eligen la novela y el ensayo como los géneros literarios idóneos para expresar sus preocupaciones morales y estéticas.

Dos son los temas que tratarán con más insistencia: la situación decadente de España y la preocupación existencial.

El tema de España: el llamado desastre del 98 pone en evidencia la decadencia internacional de España, que deja de ser una gran potencia. Se pierde definitivamente el antiguo Imperio Español. Este hecho provocará que estos escritores comiencen a preguntarse por las causas de la decadencia y sientan la necesidad de una regeneración nacional. Castilla, presente en las obras de Unamuno, Azorín, Baroja y Antonio Machado, se convierte en el símbolo que mejor representa los valores esenciales de la tradición española. El tema de la preocupación por España ha sido frecuente en la Literatura Española: lo encontramos en Quevedo, en Cadalso o en Larra.

La preocupación existencial: muchos de los protagonistas de las novelas de los escritores del 98 reflejan una honda preocupación por el sentido de la existencia; esta preocupación les lleva con frecuencia a un sentimiento de angustia y a plantearse problemas religiosos. Así sucede en Andrés Hurtado, el protagonista de El árbol de la ciencia de Baroja, o en Don Manuel, el párroco protagonista de San Manuel Bueno, mártir de Unamuno.


8. Miguel de Unamuno.

Nació en Bilbao en 1864. Fue catedrático de griego en la Universidad de Salamanca, y uno de los intelectuales más prestigiosos de la España de comienzos del siglo XX. Estuvo desterrado en Fuerteventura por su oposición abierta al la Dictadura de Primo de Rivera. Murió en Salamanca en 1936.

Unamuno cultivó todos los géneros literarios, sobresaliendo en el ensayo y la novela.
Los ensayos. En los ensayos su reflexión se mueve en torno a dos temas: la preocupación por España y el sentido de la vida.

La preocupación por España aparece en En torno al casticismo (1895), Vida de Don Quijote y Sancho (1905), y Por tierras de Portugal y España (1911). Unamuno evolucionará desde un deseo de modernizar el país –europeizar España- a la postura contraria –españolizar Europa-, ya que el progreso no es la solución al principal problema del hombre. Piensa, por otro lado, que la verdadera realidad histórica no se encuentra en los grandes acontecimientos, sino en lo que él denomina intrahistoria, que define como “la vida silenciosa de los millones de hombres sin historia que…van a sus campos a proseguir la oscura y silenciosa labor cotidiana. Esa vida intrahistórica es la sustancia del progreso, la verdadera tradición.” (En torno al casticismo).

El sentido de la vida es el tema de La agonía del cristianismo (1931) y de Del sentimiento trágico de la vida (1913). Unamuno piensa que el principal problema con el que se encuentra el hombre es hallar el sentido de la existencia, y dicho sentido está unido al problema de la existencia de Dios. Llega a decir: “si el alma no es inmortal, nada vale nada, ni hay esfuerzo que merezca la pena”. La fe le anima a creer en la existencia de Dios; sin embargo, no podemos demostrar su existencia mediante la razón. De ahí la agonía que experimenta el escritor ante la idea de Dios.

Las novelas desarrollan los mismos temas que sus ensayos. En ellas Unamuno se centra en el conflicto existencial que sufren sus personajes. Sus novelas siguen un planteamiento personal muy distinto a las que se escribían en su época; por esa razón Unamuno las llama nivolas. La primera, Paz en la guerra (1897), se sitúa en el marco de la tercera guerra carlista, que el escritor vivió en su ciudad, Bilbao. Le siguen Amor y pedagogía (1902), sobre los errores en la educación; Niebla (1914), cuyo protagonista, Augusto Sánchez vive la angustia existencial; La Tía Tula (1921), sobre el anhelo de maternidad; y una de sus mejores novelas, San Manuel Bueno, mártir (1933), que narra el conflicto religioso que sufre el párroco de una pequeña aldea castellana.


9. Pío Baroja.

Pío Baroja y Nessi nació en San Sebastián en 1872. Estudió Medicina en Madrid y Valencia; ejerció como médico pocos años, pues la profesión no le gustaba. Regentó en Madrid una panadería de una tía suya, pero el éxito que obtiene con sus primeras novelas le anima a dedicarse por entero a la Literatura. Su obra es muy amplia, ya que se dedicó a escribir hasta poco antes de su muerte en Madrid en 1956. Aunque lo mejor de su narrativa es la que se escribe entre 1902 y la Guerra Civil. Fue elegido miembro de la Real Academia de la Lengua en 1934.

Muchas de sus novelas fueron agrupadas por el escritor en trilogías -que son grupos de tres novelas- en base a su temática; destacan entre ellas:

- sobre la tierra vasca: La casa de Aitzgorri (1900), El mayorazgo de Labraz (1903) y Zalacaín el aventurero(1909), protagonizada esta última por un aventurero carlista.
- La lucha por la vida: formada por La busca (1904), Mala hierba (1904) y Aurora Roja (1905).
- La raza está formada por El árbol de la ciencia (1911), La dama errante (1908) y La ciudad de la niebla (1909).
- El mar: Las inquietudes de Shanti Andía (1911); El laberinto de las sirenas (1923); Los pilotos de altura (1931); La estrella del capitán Chimista (1930).

Entre 1913 y 1935 aparecieron los 22 volúmenes de una larga novela histórica, Memorias de un hombre de acción, basada en la vida de un antepasado suyo, un aventurero liberal y masón llamado Eugenio de Aviraneta (1792-1872), a través del cual refleja los acontecimientos más importantes de la historia española del siglo XIX.
En los últimos años de su vida escribió ocho volúmenes de memorias bajo el título de Desde la última vuelta del camino.


10. Azorín.

José Martínez Ruiz, más conocido por el seudónimo de “Azorín”, nació en Monóvar (Alicante) en 1873. Estudió Derecho en Madrid, pero se dedicó al periodismo y a la literatura. En 1924 ingresó en la Real Academia Española de la Lengua. Muere en Madrid en 1967.

Dentro de su obra literaria sobresalen las novelas y los ensayos. Entre sus novelas destacan las que escribe en su juventud: La voluntad (1902), Antonio Azorín (1903), de cuyo protagonista toma el seudónimo, y Las confesiones de un pequeño filósofo (1904); en ellas predominan los elementos autobiográficos y utiliza un estilo impresionista caracterizado por los pequeños detalles.

Como ensayista dedicó especial atención a dos temas: el paisaje español y las obras literarias clásicas. Así en Castilla (1912) su objetivo es profundizar en la tradición cultural española. En La Andalucía Trágica el autor describe las injusticias sociales en el campo andaluz. Entre los ensayos literarios de Azorín destacan Ruta de Don Quijote (1905), Clásicos y modernos (1913), Los valores literarios (1914) y Al margen de los clásicos (1915). En ellos, su intención no es la de hacer un estudio pormenorizado de las obras literarias, sino expresar sus impresiones y reflexiones personales sobre la literatura española.



11. Valle-Inclán.

Su verdadero nombre era Ramón Valle Peña, y nació en Villanueva de Arosa (Pontevedra) en 1866. Comenzó la carrera de Derecho pero no la acabó, y emigró a Méjico en busca de fortuna. Cuando regresa a Madrid vive como un auténtico bohemio. Durante toda su vida, dedicada enteramente a la Literatura, pasó dificultades económicas. Sólo al final, en 1933, las cosas mejoraron notablemente, ya que fue nombrado director de la Academia Española en Roma. Murió en Santiago de Compostela en 1936.
         Entre 1902 y 1905 publica las Sonatas, cuatro novelas que dedica a cada una de las estaciones del año –Sonata de primavera, Sonata de estío, Sonata de otoño y Sonata de invierno-, en las que narra las aventuras amorosas del marqués de Bradomín, a quien Valle describe como “un don Juan feo, católico y sentimental”. Las Sonatas son la mejor muestra de la prosa modernista española. Más adelante se centra en el teatro y publica las  Comedias bárbaras, formadas por la trilogía Águila de blasón (1907), Romance de lobos (1908) y Cara de plata (1922). Las Comedias están ambientadas en el mundo rural gallego, caracterizado por la violencia y las pasiones.
         Valle-Inclán vuelve a la novela con una trilogía sobre La Guerra Carlista (1908-1909), compuesta por Los cruzados de la causa, El resplandor de la hoguera y Gerifaltes de antaño. Su literatura se mueve todavía dentro del estilo modernista. Sin embargo, a partir de 1920 su obra da un giro absolutamente personal apartándose de todas las corrientes literarias; comienza entonces la etapa esperpéntica del escritor, que duraría hasta el final. Un esperpento es algo feo, absurdo y ridículo. Valle utilizará esta palabra para referirse a la deformación de la realidad social española. Los personajes de sus obras dramáticas aparecerán deformados, caricaturizados, convertidos en marionetas. La obra clave del esperpento es Luces de bohemia (1920); su protagonista, un poeta ciego llamado Max Estrella, acompañado por su lazarillo don Latino de Hispalis, nos dará una visión desgarrada de la España de comienzos de siglo.
         Valle escribió también una novela esperpéntica, Tirano Banderas (1926), considerada como una de sus obras maestras; en ella traza la figura despiadada de un dictador hispanoamericano.
         Valle-Inclán es considerado como uno de los mejores dramaturgos del siglo XX. Su asombroso dominio de la lengua lo convierte en uno de los grandes creadores de nuestro idioma.