domingo, 2 de mayo de 2010

Tema 7. El léxico.

Tema 7: el léxico








1. El léxico: definición.



El diccionario de la Real Academia Española define el léxico como el conjunto de palabras que forman el idioma. En su vigésimosegunda edición, publicada en 2001, el diccionario académico recoge 88.431 palabras o vocablos.

La palabra puede definirse como la unidad lingüística formada por uno o más monemas que en la escritura aparece entre dos espacios en blanco. Trataremos de los monemas cuando estudiemos la estructura morfológica de las palabras.







2. Clasificación de las palabras según su origen.



Según su origen, dentro del léxico español podemos distinguir:



1º) voces patrimoniales: palabras que han existido en español desde sus orígenes. Por lo general, proceden del latín y han sufrido una evolución por el paso del tiempo. Ej. cabeza (del lat. capitia), colgar (del lat. collocare), labrar (del lat. laborare), etc.



2º) cultismos: palabras procedentes del latín o del griego, introducidas tardíamente en nuestro idioma y que apenas han sufrido cambios en su forma. Ejemplos de cultismos son capital, cátedra, solitario, clamar. Estos mismos cultismos son los que en la época primitiva del español dieron las voces patrimoniales caudal, cadera, soltero y llamar. La coexistencia de ambos términos en la lengua, el cultismo y la voz patrimonial, se denomina doblete.



3º) préstamos: voces importadas de otras lenguas por influencia cultural. Se clasifican según la lengua de la que proceden en:



- arabismos, procedentes de la dilatada presencia musulmana en la península: alcalde, aceite, arroz, almohada…

- americanismos, tomados en la época de la colonización del nuevo continente: cacique, maíz, tomate, canoa, tabaco…

- galicismos, introducidos muchos de ellos por influencia de la cultura francesa con la entronización de la Casa de Borbón en nuestro país: festín, menú, galleta, garaje…

- germanismos, procedentes del alemán: búnker, guerra, guisar, espía…

- italianismos: belleza, novela, soneto, partitura, mafia…

- anglicismos: beicon, club, líder, fútbol, estop…



4º) siglas: términos formados por las iniciales, y sólo las iniciales, de varias palabras. Ej. ONU (Organización de las Naciones Unidas), BOE (Boletín Oficial del Estado), ONG (Organización no gubernamental), etc.

Un fenómeno similar a las siglas son los acrónimos: unión de secuencias parciales de varias palabras. Ej. módem (de modulador demodulador), informática (de información automática), emoticono (de emoción e icono)…





3. Estructura morfológica de las palabras.



Las palabras se definen como las unidades lingüísticas formadas por uno o más monemas. Por ejemplo, la palabra niña está formada por dos monemas: niñ-, que es la raíz, y –a, que es la terminación del género gramatical femenino. La palabra pan está formada por un solo monema, que a su vez es su raíz.

Los monemas se definen como las unidades lingüísticas más pequeñas que poseen significado. Así por ejemplo, niñ- significa “persona de poca edad”, y –a en este caso significa “del género femenino”. Existen dos clases de monemas, los lexemas, que tienen significado léxico, y los morfemas, que poseen significado gramatical. Son lexemas las raíces de los sustantivos, adjetivos, verbos y adverbios (pan-adería, alt-a, dorm-imos, hoy). Los morfemas, a su vez, pueden ser libres, cuando ellos solos forman una palabra; son morfemas libres las preposiciones, las conjunciones, los determinantes y los verbos auxiliares; y trabados, cuando necesitan ir unidos a un lexema para poder ser utilizados. Los morfemas trabados, por su parte, se dividen en morfemas flexivos, que son las terminaciones de género, de número y las desinencias verbales, y morfemas derivativos, que pueden ser prefijos, cuando van delante de un lexema (inter-medio), sufijos, cuando aparecen detrás del lexema (niñ-era), e interfijos, que pueden ir entre un prefijo y un lexema (en-s-anch-ar), o entre un lexema y un sufijo (café-l-ito); los interfijos tienen la particularidad de que no poseen ningún significado; su función es solamente unir un prefijo con un lexema o el lexema con un sufijo. Por otro lado, delante de un lexema podemos colocar dos prefijos (re-des-cubr-ir), así como detrás de un lexema pueden ir dos sufijos (mar-in-ero).





4. Clasificación de las palabras según su estructura morfológica.



Las palabras, según sean los monemas (lexemas y morfemas) que las forman, es decir, según sea su estructura morfológica, se pueden clasificar en: simples, compuestas, derivadas y parasintéticas.



1º) palabras simples: están compuestas por un solo monema, que puede ser un morfema libre (en, para, el, ese) o un lexema más morfemas flexivos (niñ-os, rápid-as, cant-ábamos): morfema libre o lex+morf flex



2º) palabras compuestas: están formadas por dos lexemas más morfemas flexivos (quitamanchas, parachoques, sacapuntas, cochecama…): lex+lex+morf flex



3º) palabras derivadas: su estructura es un lexema más morfemas derivativos (prefijos y sufijos). Por ejemplo, a partir de la palabra simple mano obtenemos las derivadas manual, manera, manotazo, antemano, etc. Son palabras derivadas: Prehistoria, intercontinental, precocinado, intermedio, Postmodernismo, etc.: pref+lex+suf



4º) palabras parasintéticas: se pueden hacer de dos maneras: mediante dos lexemas más un sufijo, por ejemplo, norte-americ-ano, pica-pedr-ero; o bien mediante prefijo+lexema+sufijo, siempre que el prefijo+lexema por un lado, y el lexema+sufijo por otro, no existan en el idioma: por ejemplo, a-terr-izar (no existen atierra ni terrizar). Otros ejemplos de este procedimiento son adelgazar, reblandecer, aburguesar: lex+lex+suf o pref+lex+suf (cuando el pref+lex por un lado, y el lex+suf por otro no tienen existencia por separado. Ej. adelgado* y delgazar*).





5. La Semántica. Los campos semánticos.



La Semántica es la parte de la Gramática que se ocupa del estudio del significado de las palabras. El término Semántica proviene griego “semainein”, que se traduce como “significar”. La Gramática se divide por tanto en las siguientes partes: la Fonología, que estudia los fonemas o sonidos de la lengua; la Morfología, que estudia formación de las palabras en monemas (como hemos visto) y su clasificación (en sustantivos, adjetivos, verbos, etc.); la Sintaxis, que estudia las relaciones que mantienen las palabras dentro de la Oración; y la Semántica que estudia todos los aspectos relacionados con el significado.

Las palabras, en base a sus significados, pueden agruparse en campos semánticos. Un campo semántico está formado por un conjunto de palabras que comparten algún aspecto o rasgo del significado. Ej. El campo semántico “mueble” estará formado por palabras como: silla, mesa, butaca, armario, sofá, etc. El campo semántico “medio de transporte” estará formado por palabras como: automóvil, motocicleta, tren, barco, avión, etc. Los campos semánticos que podemos distinguir son por tanto innumerables; dependerá del rasgo semántico que elijamos como criterio para su formación. Cuando se analiza un texto, podemos observar que, en función del tema tratado, existirá siempre un campo semántico predominante. Por otro lado, en un texto puede haber más de un campo semántico.





6. Clasificación de las palabras según sus relaciones de significado.



Las palabras, según las relaciones que existen entre sus significados, se pueden dividir en las siguientes clases: monosémicas, sinónimas, antónimas, polisémicas y homónimas.



a) una palabra es monosémica cuando tiene un solo significado. Por ejemplo, la palabra “cenicero” o la palabra “zapato”. Este fenómeno semántico se denomina monosemia (mono=uno; semia=significado). La monosemia no es lo más común en el idioma, ya que normalmente las palabras suelen tener, en función del contexto en que aparecen, más de un significado, dando lugar al fenómeno de la polisemia que veremos más abajo.

b) dos o más palabras son sinónimas cuando poseen el mismo significado. Este fenómeno semántico se denomina sinonimia (sin=con; onimia=nombre). Ej. “coche” y “auto”; “dar” y “entregar”; “comprar” y “adquirir”. Por otro lado, algunas palabras son sinónimas sólo en algunos contextos; así por ejemplo, cuando decimos “un precio alto” o “un precio elevado”; sin embargo, no significa lo mismo “un hombre alto” y “un hombre elevado”. Por lo tanto, podemos hablar de palabras sinónimas en un determinado contexto.

c) El fenómeno contario a la sinonimia es la antonimia. Dos palabras son antónimas cuando tienen significados contrarios u opuestos. Ej. “dar” y “recibir”; “cerca” y “lejos”; “antes” y “después”.

d) Una palabra es polisémica cuando posee varios significados. El fenómeno se denomina polisemia (poli=muchos; semia=significado). Ej. La palabra “corona” puede significar “tocado del rey”, “casa real”, “cierta moneda”, “pieza dental”, “cierta pieza en los relojes antiguos”, etc. Existen palabras con un alto valor polisémico; así por ejemplo, la palabra “poner” posee treinta y ocho significados o acepciones en el diccionario de la RAE en su vigésimo primera edición.

e) por último, dos palabras son homónimas cuando coinciden en su sonido. A veces tienen la misma ortografía: “haya” del verbo “haber” y “haya” sustantivo que se refiere a una determinada clase de árbol; pero pueden diferir en su ortografía: “haya” de “haber” y “halla” del verbo “hallar”. La homonimia (homo=igual; onimia=nombre) es un fenómeno semántico que se produce por una casualidad en la lengua, ya que el origen o etimología de las palabras homónimas es distinto; el término “haya” de “haber” viene del latino “habeat”, mientras que el árbol “haya” proviene del latino “fagea”. Otros ejemplos de homónimos son “tubo” y “tuvo”; “callado” y “cayado” o bastón; “fue” del verbo “ir”, y “fue” del verbo “ser”, etc.